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Entrevistas y notas

Taller Asteropel en el diario La Nación
Nota en Revista Anfibia
leer extracto
Asteropel en Rev. Shop Clarín
Nota en Anuario Todoinfantil
Páginas 48-49
artículo shop clarín
Entrevista por Inés Pizzo

Clarín -Revista Shop

-¿Cómo son los talleres para chicos? ¿Qué técnicas trabajan?
-¿Cuál es la respuesta de los niños?
-¿Por qué pensás que es importante que los chicos reciban educación artística?

1-Los Talleres en Asteropel se basan en una visión integral de la educación, que tiene en cuenta todas las “dimensionalidades” de los niños: la física, emocional, mental, interpersonal, intrapersonal y trascendente. Este fundamento es el eje del trabajo en el taller, que fuimos enriqueciendo con la investigación de experiencias pedagógicas contemporáneas como Waldorf, Montessori, o Pedagogía 3000. En los últimos años, aplico un método para acceder al aprendizaje con el lado derecho del cerebro, que ha desarrollado la neurociencia y comenzó a utilizarse en el arte con Betty Edwards (USA). Cada una de estas dimensionalidades conforma nuestro Ser integral - que está en pleno desarrollo en la infancia- y plantea una serie de esferas de acción interesantes sobre las cuales trabajar conectando actividades, cruzando disciplinas. Desde esa estructura, las clases comienzan eligiendo contenidos, o temas que quiero trabajar con los chicos. A partir de los contenidos, busco cuál es la técnica adecuada para canalizarlos. Es similar a un proceso de creación: primero surge una idea (el contenido de la clase) y luego la búsqueda de la técnica para manifestar esa idea. Por eso las clases tienen una profundidad inicial, más allá de lo técnico, y nos preguntamos qué es lo que queremos desarrollar en los niños: estos ejes temáticos van desde la solución de problemas, la socialización, el autoconocimiento, la capacidad de escucha, el límite como respeto, el desarrollo de herramientas de inteligencia emocional, de creatividad, el aprender a trabajar en equipo, a compartir, a expresarse. Para poder afianzar este proceso a través de la continuidad, proponemos reuniones con los padres a partir de observaciones y sugerencias, en donde vamos trabajando en conjunto. Como ejemplo, una de las clases exitosas de siempre es “Naripanzojo”. Tenemos ya un catálogo de unos 40 seres sobre la tierra, inéditos e intrigantes como el Morocotopo de las pampas, el Okerapúlogo, el Yamerro que come gotas de sol, o el Oromilano que sabe escuchar el sonido de los árboles. La idea de esta clase es aprender a generar un personaje y darle vida, escribir su historia a partir de dinámicas grupales de creación. En una primera etapa, vemos un libro de tintas sobre animales y diferentes anatomías, luego con la propuesta de hacer partes de animales imaginarias, exóticas, fantásticas; realizamos la “ronda de catálogo” donde se completan 10 láminas en un juego en el que los chicos se pasan las hojas y las van llenando. Aparecen ojos de tres pupilas, piernas, narices habitadas, colas escamosas, garras, etc. Formas imaginarias extrañas que se van sumando a las láminas, partes extraterrestres, imposibles y muy graciosas! Con ellas cada uno construye su Ser, con los dibujos de otros chicos. En la siguiente clase pintan su personaje, hacen una ficha técnica: nombre, hábitat, qué come, carácter, especialidad y voz. Esta producción, transcurre durante 3 o 4 clases. Hacia el final, los personajes son conocidos y muy queridos por todos, los presentamos a los papás y surgen cuentos con personajes principales y secundarios, que los representan a través de un guión.

Las técnicas pedagógicas y las prácticas, son el estímulo y amalgama entre los contenidos y la creación artística. Abordamos herramientas como inteligencias múltiples, pensamiento irradiante y lateral, técnicas de creatividad como sinéctica, brainstorming (lluvia de ideas), Analogías, Biónica, filosofía para niños, sinestesia (cruce de sentidos perceptuales como ver sonidos, escuchar los colores), guías imaginativas que amplifican el canal para imaginar y crear, matemática para bebés, entre otras.
Las técnicas artísticas abarcan un rango de herramientas desde el arte visual: dibujo, pintura con témperas y tintas, pasteles al óleo, acuarelas, grabado, mural, esculturas de ensamblaje, modelado en arcilla y masa, microesferas, maquetas, títeres, personajes con materiales reciclables, etc. Hasta taller literario: guión, historieta, caligramas, diccionario de palabras inventadas, edición de un libro. También, al inicio o al final de la clase, conectamos la dimensión física y la trascendente, en trabajos a partir de juegos sensorio-perceptuales, ejercicios de descarga motriz, rondas, caldeamiento y relajación, respiración consciente para niños, meditación, etc.

2 -La respuesta siempre es sorprendente. Va más allá de lo esperado, y supera toda planificación. Por ejemplo en el juego de Naripanzojo, ellos ampliaron el cuadro inicial y agregaron “especialidad”, y “sucutumbus” (palabra inventada que significa: “una parte del animal que no se sabe qué es”), siempre nutren y superan los contenidos. En las clases de brainstorming, niños de 4 a 11 años hacen ronda de fluir de ideas en equipo, en una ampliación exponencial de la creatividad incentivada grupalmente. Recientemente trabajamos esta técnica, donde establecimos las cuatro reglas fundamentales en la generación libre de ideas: “no criticar, toda idea es bienvenida, muchas ideas, se desea el desarrollo y asociación de ideas”. En una ronda, había que solucionar el problema elegido por los chicos: “si te perdés, ¿cómo volvés a tu casa?” Cada uno va respondiendo soluciones en pocos segundos: un niño propuso hacerse diminuto, entrar en la web y recorrer el mapa digital hasta encontrarla. Otro tener un chip que suene cuando te alejás veinte metros, y otro de 4 años, sugirió construir una casa. Luego en la fase de desarrollo del problema, aplicamos la segunda parte llamada SCAMPER (Sustituir, Combinar, Adaptar, etc.), y combinamos “perder la casa con perder el auto”. Juan B., de 7 años, dio como “solución” destruir tu casa y con las diferentes partes hacer el auto: me dijo, “el inodoro es el asiento, las hornallas son las partes de las ruedas, un plato el volante, la puerta de la heladera es la puerta del auto, dos paraguas los parabrisas y la tv, el motor”. Luego rearmó el auto con porcelana fría. Una de las cosas que me conmueve, es cuando contienen a otros compañeros al aplicar su inteligencia emocional. A través de tintas de colores proponemos pintar emociones, de forma abstracta. Allí se trabaja con lado derecho y pueden expresar sus sentimientos y ponerlos a la luz. Ellos responden con su propia experiencia, se trabaja la dimensión interpersonal, charlando sobre situaciones de la escuela, y entre ellos encuentran las soluciones al problema. Cuando me piden contenidos específicos, o reconocen que tienen que profundizar en una tarea, es cuando compruebo su respuesta a nuestras clases, y ellos mismos me dicen, “-¿hoy vamos a aprender a compartir?”.

3- La educación artística es el único reducto legitimado a través del cual se estimulan las funciones del lado derecho del cerebro que es: atemporal, lateral, visual e intuitivo. El resto del acceso al conocimiento se realiza con el lado izquierdo: lógico, temporal, vertical y sucesivo. Es decir, se educa solamente nuestro hemisferio izquierdo y el derecho permanece sin estímulo, dejando que se exprese a través del arte. Es por eso fundamental fomentar esta materia en las escuelas. Sin embargo, en el taller trabajamos con contenidos de creatividad incluso en materias reinadas por lado izquierdo como la matemática. Hacemos sumas visuales a través de las llamadas “Dot cards” (cartas de puntos), que realizan bebés de 1 o 2 años. A su vez, cuando aplicamos filosofía para niños, naturalmente ellos se aproximan al mundo preguntando, dudando, sorprendiéndose y no dando nada por sentado. Aprovechando esta condición de curiosidad en ellos los dejamos filosofar, preguntándoles por ejemplo, por el origen del universo en las clases donde trabajamos el punto como generador para crear dibujos de cúmulos estelares. Aquí siempre superan toda expectativa, porque descubrimos que ellos están recordando, y nosotros simplemente abrimos el canal para que desplieguen su potencial. Recuerdo una clase, en la que comencé preguntándoles: Alguna vez pensaron cómo nació el universo? En la ronda espontánea de respuestas, uno de los niños llegó a la siguiente conclusión (tenía 5 años):
-Si, de la nada.
-Y cómo puede nacer algo de la nada?
-No se... aparece como magia.
-¿Y si el universo no nació nunca, y siempre estuvo ahí? -Le pregunté.
-ah! Ya se... es como la noche y el día, que viene la noche y después se hace de día y así.
Este niño respondió sin saberlo, con la noción de infinito cíclico, reflejada en diferentes cosmogonías como la hinduista que habla de los “largos días y las noches de Brahma”, e incluso abordada desde otro lugar por la física en la teoría del Big-bang y Big-crunch. Las siguientes clases pintaron el Origen del Cosmos que cada uno imaginó, y así la educación artística al unirse a la filosofía, funciona como un amplio canal de reflexión.
Es por eso, que comenzando por la ampliación de nuevas técnicas en la educación, y expandiendo este sistema integral a las diferentes materias en la escuela -no sólo a las artísticas- podremos equilibrar las dos formas de acceso al conocimiento que posee nuestro cerebro. Unificando ambos mecanismos o percepciones del mundo y aplicando esta herramienta hacia un abordaje completo en la educación, que incluya a la inteligencia emocional, vamos a potenciar inimaginablemente el aprendizaje y hacer de la escuela un lugar divertido y creativo, generando un espacio apto y estimulante para los nuevos niños que están llegando.

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